3.1.11

Regalos y jugarretas (travesuras)

Por supuesto, la gente siempre está culpando las hadas para toda clases de accidentes y sucesos inesperados :"No puedo encontrar la escoba por ninguna parte; las hadas deben haberla cogido"; "¿Quién se ha comido el pastel que yo había dejado enfriándose en el anaquel de la ventana?" "Deben haber sido los Vecinos Buenos, mami"; "El taburete de ordeñar ha desaparecido de debajo de mí, se ha retirado justo cuando estaba a punto de sentarme en él; la travesura de un hada, seguro". Ciertamente, la Gente Buena, no importa cuán numerosa o mágica sea, no podría haber hecho todas estas cosas. Pero entre los humanos hay una especie de acuerdo general sobre que la Familia Justa hace, viene y toma prestado de los mortales todo cuanto ellos necesitan, y esto puede servir o contabilizar para una cierta cantidad de objetos que aparecen descolocados fuera de su lugar y nunca pueden ser hallados.

Si deben hallar y tomar por sí mismos cualquier cosa que puedan necesitar, no siempre la devuelven, ay! Pero un préstamo amistoso libremente dado con un corazón generoso y abierto es frecuentemente repagado por ellas con alguna clase de riqueza o beneficio : buena fortuna, salud, a veces un talento especial o habilidad ( especialmente en música o baile ) o una bolsa de harina o semilla que nunca se vacía del todo, no importa cuánta cantidad se saque fuera. A veces hacen el pago con algún tipo de nuestras riquezas, objetos valiosos tales como oro o joyas, pero éstos frecuentemente se desvanecen o se convierten en algo sin valor al cabo de poco tiempo. Esos objetos o riquezas materiales no son verdaderos regalos de hada.

Es importante no jactarse ante otros mortales de un regalo de hada, de lo contrario casi seguramente será retirado. Ciertamente, apenas desean que sea mencionado para nada, les basta con un " gracias" dicho en un modo directo ( aunque se alegran al ver que su regalo es agradecido ) A veces el encantamiento puede ser deshecho por solamente una palabra tonta. La bolsa sin fondo de semillas desaparece, o como en un cuento en que un arado que había sido cambiado por un caballo volador que permitió a un mortal pasear sobre tierra y mar con las hadas, regresó a su forma original cuando el mortal sencillamente lo llamó por su nombre, en su ordinaria y desencantada condición.

Un sencillo y conocido método de negociar con hadas es que pueden ser convencidas o animadas a realizar un trato comercial. Si un humano ofrece a las hadas un canje, las hadas deben aceptar. Una fórmula para lograr esto es gritar " Lo mío es suyo y lo suyo es mío ", e inmediatamente usted les da algo suyo antes de que puedan rehusarlo. Se cuenta que un hombre de Escocia una vez les oyó volar por las inmediaciones y les vio llevar algo, pero no tuvo tiempo para ver qué era. Lanzó su sombrero en mitad del grupo de hadas voladoras y gritó: "¡Lo mío es suyo y lo suyo es mío!" y a cambio se encontró con que había rescatado a una mujer bella y joven que las hadas habían secuestrado. (Como usted bien puede imaginar, la rehén de las hadas no se sintió nada feliz con ello).

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