24.2.08

Acercándose a las hadas


Es sabio siempre tratar las hadas con respeto, incluso más que a los ordinarios. Lo que es tal vez más querido a la Gente de Paz es su privacidad. Ellos odian ser espiados o interrumpidos. Sin embargo, ellos ocasionalmente dan la bienvenida a un forastero que sabe entrar en sus fiestas con su propio espíritu. Este es un negocio arriesgado y no para tímidos. Conociendo la propia invocación, o entonando un canto o una rima, frecuentemente permite a un mortal unirse a una actividad de hada. Un hombre, viendo una densa polvareda que se movía e identificándola con un grupo de hadas voladoras, gritó: "¡Horse and Hattock!" (uno de los pequeños y sencillos hechizos de las hadas) y fue arrastrado hacia los aires para pasear con ellas.

Otra historia se cuenta acerca de un hombre jorobado que oyó a las hadas en su fiesta, cantando una monótona y repetitiva cancioncilla en gaélico que se traduce como " Lunes! Martes!... ". El hombre, oculto y sin ser visto tras la pared de la vieja fortaleza de hadas, intervino añadiendo : "¡Y miércoles, también!". Las hadas estuvieron tan encantadas de tener una conclusión para la melodía ( en la que parecían haberse quedado atascadas y sin saber continuar ) que se lo llevaron para seguir la fiesta junto a ellas, y quitarle la joroba de su espalda. Pero otro hombre que intentó también que le hicieran la misma cura, intervino en la canción, pero sin ritmo y fuera de tono, lo cual enojó a las hadas. Éstas, en vez de quitarle también su joroba, lo que hicieron fue doblársela, añadiéndole la joroba que le habían quitado al primer hombre.

Es mucho más seguro intentar tentar o atraer a las hadas para que vengan hacia usted que intentar entrar en su reino, arriesgándose a quedarse allí perdido. Esto no es fácil de hacer, puesto que parecen evitar nuestro especie, a menos que deseen algo de nosotros. Sin embargo, aquí hay una cancioncilla, que se cree sirve para encantarlas ( ocasionalmente ) con el propósito de hacerlas aparecer :

Come out from your fairy bower Come upon this golden hour Come to us we beg you please Fairies dancing on the breeze.

Salid de vuestro anillo de hadas/ Venid en esta hora dorada/Venid a nosotros os rogamos/Hadas bailando en la brisa).

Qué hacer y qué no hacer

Nunca poner ambos pies en un anillo de hada ( conocidos por las hadas como gallitraps ), porque puede usted quedar perdido en País de las hadas. Un anillo de hada es un redondel o círculo de setas o champiñones que a veces se encuentran en campos o zonas de césped, donde se dice que las hadas bailan La hierba dentro del anillo forma una sombra excepcionamente brillante y lozana de verdor. Parece ser alguna clase de eslabón con País de las hadas en sí mismo. Quien pisa allí dentro de repente puede ser capaz de verles bailar allí, donde antes eran invisibles, y ppuede también oír su música dulce y exquisita, donde antes sólo había silencio. La música y el baile pueden ser tan contagiosos que quien los experimenta pierde todo sentido de tiempo y seguirá danzando con la Gente Buena hasta que ellos le lancen fuera a la fuerza.

Nunca tome su comida, bebida o flores, no importa cómo ni cuán cortésmente le sean ofrecidos. Quien lo hace puede quedar cautivo en País de las hadas para siempre.

Si viaja por la noche ( especialmente caminando ) en un lugar habitado por hadas, usted podría ser víctima de un pixie y sufrir una "pixie-led". Es una clase muy particular de travesura de pixie, en la cual el infortunado o incauto es engañado por un representante femenino de estos duendes, que le deja desamparado y perdido en la oscuridad. Una protección contra este engaño es girar su abrigo de dentro afuera.

Los humanos pueden también ganar algún poder sobre hadas, o incluso obtener el poder del hechizo, si consiguen hacerse con la posesión de objetos pertenecientes a hadas, como art¡culos de ropa o de su hogar, como peines y otros utensilios. El mejor modo de obtener algún poder sobre las hadas es aprender sus verdaderos nombres. Esto es bastante difícil , ya que las hadas son extremadamente sigilosas, especialmente acerca de sus nombres. Algunas hadas, sin embargo, se portan bastante extrañamente en este sentido. Celosamente protegen este secreto si piensan que hay humanos alrededor pero, cuando creen que esos humanos están desapercibidos, no pueden resistir el gritar repetidamente sus nombres, con todo el volumen que sus voces dan de sí.

Es sabio y oportuno siempre tener la última palabra en una conversación con ellas. Frecuentemente, las hadas finalizan sus discursos o parlamentos haciendo una rima o entonación, y entonces usted debe dar el mejor ritmo y cadencia posible a sus respuestas, replicando en cada momento que le corresponda. Las hadas respetan esta clase de coraje e inteligencia.


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