25.6.08

Dragones voladores


Dragones voladores

Jº.R.R. Tolkien

los dragones voladores. A su vez, de cada una de las clases había otras dos: los dragones de frío que luchaban con las garras y los colmillos con los que les había dotado, y los terribles urolóki, los dragones con aliento de fuego. Estaban protegidos con escamas de hierro impenetrables y tenían dientes y garras afiladas como espadas. Morgoth les dió una vista aguda, un fino oído y un olfato que distinguía cualquier cosa. Los dragones que tenían alas arrasaban todo a su paso con vientos huracanados y los de fuego lanzaban grandes llamas que destruían sin piedad. Eran inteligentes y crueles, pero odiaban la luz y el agua.

El primero de los dragones de Morgoth fue Glaurung. Fue llamado el Padre de los Dragones, un dragón de fuego aunque sin alas, que fue el terror de la época. Intervino en grandes guerras y saqueos y hechizó a grandes héroes y fue muerto por Túrin en la garganta de Cabed-en-Aras.

La historia de los grandes dragones se pierde después de la última batalla del Reino de Morgoth, en la que muchos murieron y otros huyeron hacia el norte, hacia las Montalas Grises, donde vivieron en sus desiertos.

El último dragón fue Smaug el dorado, el que atacó el reino de los enanos en la Montaña Solitaria llegando del norte, donde estuvo dos siglos hasta los tiempos de la Misión de Erebor de Thorin Escudo de Roble, cuando fue muerto por Bardo en la ciudad de Esgaroth.

Se decía que algunos dragones siguieron viviendo más allá de las Montañas Grises, pero ninguna historia contó nada más de ellos.

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