29.4.09

SIGURD Y EL DRAGÓN FAFNER

Odín, el padre de los dioses, encargó a los gigantes la fabricación de un hermoso puente que uniera el valhalla, el paraíso celestial, con la Tierra. Los constructores aclamaron como pago a la gentil Freya, diosa de la belleza.

Acabo el puente, los dioses quisieron rescatar a la hermosa Freya de los gigantes, pero éstos pidieron a cambio un rescate apropiado. el tesoro que los enanos nibelungos acumularon con el oro del Rin. Así fue como los dioses se vieron obligados a robar el tesoro de los enanos y entregárselo a los gigantes, quienes lo guardaron celosamente en una cueva y le pidieron al Dragón Fafner que lo custodiara para que nadie se atreviera a acercarse.

Mime, uno de los enanos, se hallaba desesperado, pues los nibelungos nada podían contra el Dragón. Cuando supo que Sigmundo, rey y héroe de los volsungos, había muerto en el campo de batalla, pensó en apoderarse del pequeño príncipe que había quedado sin padre y convertirlo en un guerrero fuerte y valiente como el fallecido monarca.

El asunto nibelungo se convirtió así en el preceptor del príncipe con la intención de ganarse su confianza y conseguir que robara el tesoro que custodiaba el Dragón.

Cuando Sigurd cumplió los dieciocho años, Mime le entrego los pedazos rotos de la espada de su padre, la magia Gram, y le enseñó a fojarlos de nuevo, pues esa espada solo podía ser fraguada por un héroe.

Cuando el arma volvió a lucir entera, el nibelungo hablo a Sigurd del Dragón Fafner, pero no le di9jo nada del tesoro que el monstruo custodiaba.

-Gran hazaña seria, joven Sigurd, que un príncipe fuerte y valiente como tú lograra acabar con la vida del Dragón -le dijo Mime para tentarlo.

El audaz Sigurd estuvo de acuerdo en emprender esta hazaña, ya que ardía en deseos de estrenar la espada de su padre.

Se dirigió sin tardanza hacia la cueva del Dragón, y tan alegre y confiado se sentía que iba silbando como los pájaros. Al llegar a la guarida del monstruo, lo llamó a grandes voces. Fafner despertó y salió dispuesto a devorar al inconsciente intruso que así lo retaba. Sin miedo, el héroe enarboló la mágica Gram y aguantó la cometida, y cuando el Dragón levanto la enorme testa, le hundió la espada en el cuello.

Mortalmente herida en la yugular, la fiera se desplomo en un charco de sangre, y unas gotas salpicaron los labios de Sigurd, otorgándole la prodigiosa capacidad de entender el lenguaje de los pájaros:

-He aquí al joven Sigurd que acaba de matar al Dragón. Si se bañara en la sangre del monstruo se haría invencible -cantaban unas aves.

-No es tan inteligente como parece si no se da cuenta que mime quiere traicionarlo.

El nibelungo solo deseaba el tesoro que guardaba Fafter, y ahora que lo ha conseguido matara a Sigurd -piaban otras.

El joven siguió los consejos de las aves y se baño en sangre del Dragón, y desde entonces fue un ser inmunerable. Sin embargo, una hoja de un tilo cayó en su espada mientras lo hacía, y esa pequeña parte de su cuerpo no quedo protegida por la sangre mágica.

Seguidamente, Sigurd dio muerte al artero Mime, que sólo buscaba el tesoro, y se interno en la cueva del Dragón. El héroe, a quien los pájaros seguían aconsejando, se quedo el casco mágico de la invisibilidad y con el anillo de los nibelungos, de entre los preciosos objetos que allí había. Después de esta hazaña, envainó la poderosa Gram y salió en busca de nuevas aventuras. Así comenzó sus correrías el gran héroe Sigurd.

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